En
uno de los canales céntricos de esta ciudad marítima y costera
(como Amsterdam) veo bajo el agua salada, separadas entre sí por menos de
cinco metros de distancia, cuatro pobres bicicletas. Si
estos objetos están ahí, es para exhibir no su calidad bicicla, sino el
acto que las colocó en ese lugar, es decir lo vandálico. Pero más que el vandalismo (constitutivo de la urbe en sí, no importa el nombre
que asuma) llama la atención su condición de posibilidad: la
claridad del agua: ¿quién se tomaría la molestia de echar
cualquier cosa -que no sean desaparecidos- en aguas leonosas, turbias?
viernes, 13 de enero de 2012
jueves, 5 de enero de 2012
Otra versión de 2012: el salto cualitativo
Estragos
de la educación católica made in San Isidro
Un
muchacho con una historia familiar compleja -no más que la mía,
aunque incluye un padre fugado que hace años dejó de dar señales
de vida- cree también que 2012 será una bisagra en la historia de
la humanidad. En su caso, sin embargo, no hay terribles cataclismos ni desaparecen cinco sextos de la población planetaria. Pero sí las
fronteras entre países mientras todo se convierte en “un
quilombo”. Esta nueva situación que desde su punto de vista tal
vez no tenga ya sentido seguir llamando geopolítica es resultado de
una revelación que nos dará alguien llegado de otro lado (sus
características lo aproximan tanto a extraterrestres de una
civilización superior como a un mesías -”la era de cristo
terminó”, asegura, dando a entender que la tal era de cristo ha
cubierto indistintamente todo el globo, haya sido musulmán budista
judío etc-) e implicará el acceso de la humanidad a un estrato
superior, a una sabiduría superadora. Un salto cualitativo.
-Ah,
tenés una visión optimista -le digo como resumen, para ver si
entendí bien.
Sí, confirma.
Es un chico kirchnerista, puto (dice él), y convencido de que el
narcotráfico en Argentina se maneja desde las esferas
gubernamentales.
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